Más allá de las nubes.

Se dice que una vez,
madre Tierra recitaba a su hija Luna
cómo el astro rey las abandonó por ver cumplido su sueño;
ser la estrella más brillante del firmamento.
Luna admiraba en secreto la decisión de su padre,
pero Tierra, dolida y resentida,
prohibía a Luna salir por el día a contemplar los logros de su padre.
Una noche, a horas próximas al amanecer,
Luna contemplaba la templanza del lago frente a su castillo de cristal.
En ésas que el viento comenzó a soplar, rompiendo la serenidad del agua.
Luna alzó la vista al cielo,
a las nubes,
y allí encontró al príncipe Lluvia
tocando una misteriosa melodía con su flauta travesera.

Pareces triste, comentó el príncipe, quisiera ayudarte a recuperar tu sonrisa.
No puedes, contestó Luna, mi madre me tiene prohibido cruzar la frontera del lago de plata.
¿A dónde te gustaría ir?
Al cielo, más allá de tu reino, allí donde mi padre encontró su lugar entre las estrellas.
¿Solo éso? No tienes más que pedírmelo.
Conozco una canción que elevará tus pies por encima de las torres del castillo.
¿Qué debo hacer?
Camina por el lago y deja que la música obre su voluntad.

Así fue como Luna, decidida a romper las cadenas que la retenían,
se plantó de un salto en el centro del estanque.
El príncipe hizo sonar su flauta.
Las notas retumbaron en la niebla
y de pronto
una tormenta silenciosa hizo crecer la marea del lago hasta cubrir casi por completo
los dominios de la reina madre.
Luna atravesó la atmósfera hasta llegar al reino de las nubes.

Gracias, jamás había escuchado tan preciosa melodía.
¿Cómo podría compensarte?
Fácil.
Cásate conmigo,
y prometo tocar para ti las mas bellas y dulces sinfonías.

Luna se sintió confundida, sus sueños cayeron en una vorágine de dudas.

No puedo entregarme a ti, pues en mi nombre está grabada la ilusión de libertad.
Pero sé como podría complacerte.
Por la mañana, cuando mi padre aparezca por el este,
yo me iré a descubrir los secretos del espacio.
Pero por la noche, cuando nadie nos mire,
prometo volver a éste lago, símbolo de nuestra promesa,
y danzaré para ti cada una de las canciones que estés dispuesto a tocarme.

Así fue como Luna abandonó su hogar,
se enamoró del cielo y sus misterios
y cada noche, cuando todos duermen,
vuelve reflejada en la superficie del lago
y baila para su querido príncipe
los pilares de las tierras del sueño.

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