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Mostrando entradas de diciembre, 2018

Por un solo propósito.

Las campanas han enmudecido. En su lugar, el graznido del cuervo y la gaviota celebran las primeras nuevas de la mañana. Dos cantares que podrían ser el mismo, dos seres que en lo precioso, son distintos. Los opuestos que se encuentran, distintos conceptos de un solo significado. Tanto tiempo y trabajo para diferenciarnos cuando podríamos aceptar y entender la inexplicable e inherente atracción que sentimos los cuerpos de diferentes simpatías por un mismo propósito.

Bibliotecario de Babilonia.

El caos regenta el espacio o eso pretende aparentar. La creación, observable desde infinitos puntos de vista y en todos ellos, simula el desorden. Pero siempre existe la posibilidad de encontrar sentido al sinsentido. Es en esta contingencia en la que el humano busca definir las atavíos de su objetividad. ¿Sería posible pues que la extensión del universo o su propia concepción estén marcados por su finalidad y no por su origen? Como dijo una vez Aristóteles, un acto siempre está precedido por su potencia. Quizá la razón de existir integre una única verdad que en sí misma es el fin. Y s i la finalidad de la vida es dejar constancia de lo que fuimos, como seres descritos en las páginas de un libro, ¿existe un bibliotecario  que esté jugando  con nosotros  a los cuenta cuentos? ¿Hubo una primera ficción  que dio rienda suelta a la  fantasía? Entonces, ¿es posible que algunos libros deban ser olvidados? Significaría pues que la biblioteca

El más sombrío de sus comienzos.

Perpetuado en el tiempo. Suspendido en la atmósfera. El ser de triste figura no conseguía hacer olvidar las penurias  que auguraban aquel cielo gris, bañado por la ceniza de los cadáveres  que colapsaban como gotas de lluvia grabadas en el cristal. Huesos negros como el carbón, semblante monstruoso como las espinas de un pez abisal. Semejante titán no había podido salir de la mente de ningún ser humano por muy perturbado que éste andara. Aquella obra macabra había sido engendrada en las entrañas del mismísimo infierno. ¿A caso un Dios de la dimensión oscura venía a castigarnos? ¿Cual de los pecados alimentaba al coloso sin rostro? El mismo espacio parecía temerlo, pues cuanto más desplegaba sus brazos en forma de alas calcinadas, más pequeño parecía el mundo que nos rodea. Uno se llega a sentir vacío ante tal magnitud de sucesos. Ver pasar la vida como una mala proyección de película sesentera y entender que la extensión vital que nos depar

En manos del tiempo.

Siempre pensando en el futuro, como esperando el pedido en la barra del bar. Espero y desespero pero no llegan respuestas. Camino esperanzado por no clavarme ningún clavo ardiente entre los dedos. En ocasiones me gustaría gritar, pero no puedo, no lo merezco. Me lo dieron todo desde el primer día. Todo lo que yo no había pedido. ¿Debería sentirme orgulloso? ¿Agradecido? No, nada de eso. Al contrario. Ahora me siento en deuda con ellos. Dicen ser merecedores de respeto por darte la vida. Sin ver en la oportunidad la condena que conlleva. Desde el primer aliento supe que algo no iba bien. El reloj se puso en marcha, y ya todo quedó en manos del tiempo.