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Mostrando entradas de julio, 2018

Como si caminara sobre las nubes.

Aun estoy borracho, me noto embriagado, como si caminara sobre las nubes. Quizá fue el alcohol, que me hace sentir temporalmente despreocupado, quizá fueron los porros, que consiguen evadirme de la realidad, quizá fue la música, que todos sabemos que guarda algún misterioso poder en sus compases. Podrían ser tantas cosas, pero no, esta noche no cabe duda, esta noche fuiste tú.

Volver a perderme.

Empiezo a sentirlo, ya baja como todo lo que una vez sube y sigue su cauce natural. El ánimo fluctúa como átomos observados por Dios. Tumbado, seco y despreocupado, suelto una bocanada de humo vaciando mis pulmones, mis pensamientos, mis ataduras. Empiezo a ver con otros ojos lo que una vez fuera impensable hoy se está dejando ser. Acepto, apoyo, comparto. Todo por una sonrisa, la mía. Quizá por fin he dejado de soñar, quizá, por fin, he encontrado otro camino por donde volver a perderme.

Desangrando-me adrede.

Piso descalzo sobre rosaledas salvajes. Desangrando-me adrede. Vaticinando un respiro de aire fresco entre la candente atmósfera que dormita en mi cabeza. Vuelvo a fumar, para matar el tiempo, matarme a mi mismo, desaparecer en cuestión de segundos. De nada vale cuando te escapas y te pones a escribir miserias del corazón. Huyo y te encuentro. He perdido la identidad, no me reconozco al hablar. Estoy herido y perdido, esperando sanar. Permaneceré un tiempo a solas para volver a conocerme, aceptar mi existencia y expirar los errores que no cometí. Belleza no me abandones. Ahora te ves como yo te veía. Natural, pura y desvergonzada. Libre, como pájaro azul fuera de su jaula. Dando vueltas como un girasol al son de los días. Y a tu paso, la luna se esconde detrás de las nubes, pues se avergüenza de no ser la luz que mas ilumina al caer la noche.

Brindis por nuestros pecados.

A veces pasa, a veces cuesta, a veces piensas, a veces nada. Todo se mezcla  al unísono , se condensa y desequilibra la balanza. Buscando compañía cuando solo quieres una. Intentando mantener la cordura cuando la casa te deja a solas. Todo avanza, todo cambia, la felicidad se transforma y te adaptas a ella. No hay más motivo que seguir. Ya pasó el momento de dudar entre parar a tiempo o soltar el freno, decidí la opción que me ha llevado hasta aquí. Baila-me reina gitana, aunque el camino sea de piedra y tus tobillos demasiado cortos. A tu son se tambalea el orden que a mi esqueleto le da forma. Desde mi pequeño baso de calavera, brindo por nuestros pecados, así nos traiga la fortuna la buena nueva que ando esperando. Salud.

25

Hoy el aire arrastra connotaciones mágicas. Como le contaba a una amiga, parece que te traiga recuerdos, fragancias de otras épocas, pero no imágenes, sólo sensaciones. Melancolía, calor (de hogar), una tristeza que me hace sonreír aun no sé porque... Me siento como un gato perdido en la niebla, desorientado, sentado en mitad del asfalto y relamiéndose los bigotes inconsciente del peligro. Hoy apetece leer, apetece reventarse los tímpanos con buena música, apetece soñar, soltar incluso una lágrima por todo lo vivido y conseguido. La magia al fin y al cabo es éso, algo sin razón  ni explicación, como las personas en si. Quién sabe si de verdad acabaré muriendo a los 25, pero si así ha de ser, no sé, espero que sea en un día como hoy. Conduciendo solo por la carretera, con Lil Peep de copiloto sonriendo por que en verdad ha valido la pena.

El castigo del querubín.

Suenan las trompetas en la calle del teatro. Piso la alfombra roja dejando caer un poco los pies para acariciar con las suelas de los zapatos el gustoso terciopelo. Todos quiere saludarme, por su júbilo parecen conocerme. Me sacan fotos  gritando mi nombre, alguno incluso se intenta acercar sin permiso, pero unos gorilas vestidos con esmoquin, salidos de las copas de las palmeras que rodean la pasarela, se llevan en volandas a los indeseables al país de Nunca Jamás. Me quedo asombrado analizando la escena, pero ésto es Hollywood, así que dejo que se me pase y veo como los primates se desvanecen al sobrevolar los edificios . Reemprendo la marcha hasta las puertas del palacio de cristal. Agarro los barrotes de oro con las dos manos (el contacto con la  opulencia me estremece), trago saliva antes de mi gran entrada y abro los portones del Edén al coro de Hallelujah. Todos me aplauden, corean hazañas superfluas e incluso alguno se desmalla ante mi persona,

Avión de papel.

Dejo volar mis sentimientos y los coloco en orden sobre una hoja de papel. Parece  que con ellos la página  se vuelva más pesada. Me asomo al balcón, doblo el folio dándole forma de avión. Lo arrojo al olvido y rezo porque no recuerde la forma de volver. Me quedo mirando cómo se aleja mientras las nubes de tormenta se aglomeran en el horizonte y dotan de un gris estiloso los últimos tonos rojizos de la mañana. Me giro en dirección opuesta, pero de pronto escucho un silbido surcando la brisa crepuscular. Otro avión de papel aterriza junto a mis pies. Lo recojo, lo desenrollo y leo las tres palabras que más necesitaba escuchar: "No estás solo".

Versos en la noche.

Amanezco a las 8 de la mañana. Es temprano, pero aun veo gente que se retira a dormir. Ayer salimos, brindamos, bailamos y reímos. No estuvo mal. Pasaron las horas, las cervezas y las estrellas, y con cada trago de ebriedad, me sentía más y más mal. Llevo arrastrando la misma sensación desde hace un tiempo. Miro a las estrellas buscando la que más brilla y siempre pienso que falta una. Mi favorita, la que ilumina mis pasos, la ilusión que me empujaba y me hizo cambiar. Me estiré en una hamaca pensativo, recreándome mientras jugaba con el baso. La música se silenciaba al acordarme de su canto, el sabor amargo del cristal se volvió dulce imaginando sus besos. La vida, la noche, si tiñen de color a su lado. Pero hoy todo es oscuro. Aun era pronto, la gente conversaba intentando no balbucear,  pero un servidor tenía que cumplir su misión. Cuando acabé mis dos paginas de terapia, ya no pude volver a bailar. Me quedé en la tienda estirado, expl

Mi primer fan.

Me siento a improvisar después del segundo día de playa. Un día tranquilo, un día cómo cualquier otro, o así pudiera haber sido. Hoy he conocido a mi primer fan. Tiene un tatuaje en la pierna de una cara maliciosa, todo lo contrario a la suya, repleta de alegría, estabilidad y bondad. Ambos hemos aprendido algo del otro: Yo le he enseñado a dejarse llevar, ella a mí la importancia de saber planificar. Hemos compartido lecciones de vida, replanteado la manera de pensar. Que en un segundo todo puede ir mal, pero con pensamiento positivo, hasta el futuro puede brillar. Gracias a t i por haberme dejado conocer la multitud de posibilidades que me quedan por vivir.