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Mostrando entradas de abril, 2018

El paso.

El país de mi destino me espera. Ya vengo, ya vengo pero cada vez me pesa más los cristales de colores que decoran la puerta del hogar. Surco como paloma los recuerdos de mi niñez, sintiéndome libre... dentro de mi jaula que no quiere verme crecer. Sé que no sé vivir. Admito mis miedos y miedo me da vivir sin ellos. Aquí desde mi sillón te pido, oh reina de la más vil condición, dame de tu poesía el  valor para despertar en mi tierno corazón la voluntad de ser quien soy.

La firma del tiempo.

Me hice a mi mismo para daros sentido. Jugué con las posibilidades, mezclé la física con la verdad y originé la paradoja. Acaricio la roca hasta convertirla en polvo y dejo que caiga en forma de grano para marcar el ritmo del día y la noche. Soy la primera palabra, la que vio nacer naciones y que por no saber apostar lo perdió todo en una mala jugada. Doy amor a lo prohibido y luz a los defectos. Creo conflicto para ver arder al mundo. Pero en cuestión de segundos reconstruyo mis errores y le doy otra vuelta a la ruleta. Dedícame un suspiro y te robaré el abrigo para vestirlo de invierno y abandonarte a tu suerte desnudo en la intemperie. Hago carreras en tu ombligo. Cazo mariposas a traición y las libero en tu estómago para si así lo deseo dejarlas arder en silencio. No puedes juzgarme, pues si me buscas no me encontrarás. Allá donde me hallo, es principio y final. Testigo de las formas, hacedor de los límites y las normas. Receta de la glori

Self-destruction.

Un amor olvidado, borrado por el rencor y desgastado por el impuesto a la vida. El mio, aprecio imperceptible al reflejo en el espejo. Yo no me elegí, ¿por qué vine hasta mí? Me coloco tras la raya pidiendo socorro. Escribo mensajes de auxilio que envío en forma de botella. Hago a los demás  lo que no sería capaz de hacerme a mi mismo. Los quiero, les miento y no lo soporto. Dejadme volver a ser estrella y me quedaré a vivir con ellas. Solo, más solo que el llanto de un chiquillo perdido en tiempos de guerra. Abrazado al árbol caído encuentro el calor que una vez se me prometió, pero atrapado en su salvia siento mi estilo presumido de odio desmedido. No lo soporto. Me hice un sitio entre el hueco y el vacío y en el primario estilo de la autodestrucción hallé la manera de vivir conmigo.

Semilla.

Suena el canto del gorrión recitando sus sueños a la orilla de mi lápida. Mi estado de ánimo tiñe de colores el paso de las estaciones. Miles se besan bajo mi manto, y dejan talladas en mi cuerpo las fechas e iniciales de los nuevos encuentros. Escucho cuantos seres corretean bajo mis raíces. El Sol me cuenta su vida, mientras que con la Luna improvisamos privada poesía. Inspiración milenaria para artistas y filósofos. Prueba irrefutable de la muerte de la crisálida. El crecimiento me determina y el silencio me llama. Sabrás quien soy una vez que falte, pues si tus hijos no llegan a verme será por todos los errores que cometiste. Soy el combustible de la Tierra. Precursor del primer aliento y testigo de la depravación. No tengo nada más que añadir, pues en mi mundo no entendemos el idioma. Reutilizad mis cenizas si éso os complace, pues cuando el cielo sea gris y la tierra un cementerio de elefantes, recordaréis éstas palabras odiándoos por no ha

Espera a que caigan las hojas.

Fuiste maestra de mis mayores errores. El día en que nos conocimos me persigue grabado a fuego en mi memoria. Juré nunca volver a verte, pero aquella estrella que bautizamos vela por mis sueños cada noche. Con tal de estar contigo ataría una cadena a mi cuello que me uniera a ti por siempre, viviendo con el orgullo de ser tu esclavo. Pero los eslabones que nos unían eran débiles y el calor del verano dilató tanto el acero que decidiste soltarme para no quemarte. Me quedé sentado en mi vitrina a esperar que llegase el otoño, y que el follaje caído en las aceras sirviera de pasillo para encontrarte. Pero llegó el invierno y no apareciste. No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde que cada segundo que esperaba me alejaba más de ti.

Sólo una broma.

No pude evitarlo. El sucio hedor de oxido plasmado en mi cara. Mis pies chapoteando en mares de plasma viscoso. Aun sujetaba el pedazo de jarrón restante cuando ella despertó. - ¿Va todo bien? - preguntó ingenua. Escondí la porcelana en mi bolsillo y puse pies en polvorosa. Salí por la misma ventana por donde me había colado y me camuflé entre las sombras de las farolas hasta llegar a casa. Ahora transcribo lo sucedido al cuaderno, esperanzado con que algún día pueda encontrar la redención. Pero sé que no voy a ser capaz de  perdonarme. No entiendo como ha podido pasar. Perdí una apuesta y se suponía que todo ésto iba a quedarse en tan sólo una broma. Y lo que empezó como una broma terminó en resultado fatal. Ahora siento como de debajo del pupitre los brazos del Diablo reclaman mi penitencia, excitados por poder despedazar cada parte de mi cuerpo y llevarme al infierno para jugar con mi alma por siempre. Lo peor de todo es que en el fondo

Labor de Cupido.

Sobrevolando el párquing de un polígono industrial encontré a una joven promesa de la literatura dando rienda suelta a su estilográfica. Tenía un rato libre en el trabajo, así que me detuve sobre su hombro y leí el relato. Era maravilloso. Su horrenda caligrafía no impedía disfrutar de la lectura. Con certera sutileza trazaba  los tirabuzones dorados de su amor soñado como remolinos de viento que hacen girar las aspas de un molino. El marrón claro de sus ojos tapizados con miel ecológica recién untada, dando vida a las flores de su jardín. La piel suave de color jazmín, los labios rosados con sabor a primavera, y su voz melosa, cuna del arco-iris, constituían la aurora boreal de su reino onírico. La curvatura de su sonrisa, la estela de una estrella fugaz. El perfume en su cuello su único deseo. ... No pude acabar de leer. Sus sentimientos eran tan puros, tan reales, que no soportaba la idea de que todo aquello quedase atrapado en una hoja garabateada. Fue entonc