Experimento.
El resplandor de las estrellas se refleja en la pintura metalizada del casco de la nave. El frío intenso hace crujir los ensamblajes de la chapa metálica. No hay fuego en los motores ni bandera que identifique su procedencia. El interior se mantiene sereno, silencioso como el espacio, sin indicios claros de tripulantes a bordo. En proa se encuentra la cabina de vuelo. Frente al asiento del piloto, una multitud de dispositivos de colores, indican que hace poco que alguien los estaba manipulando. A espaldas de la cabina, unas escaleras llevan al puesto de control, en donde una pequeña mesa de operaciones proyecta un holo-mapa de aquel cuadrante de la galaxia. Se puede observar un punto parpadeante haciendo referencia a un posible destino. Siguiendo por una puerta corredera hay un pasillo estrecho y bien iluminado conectando los diferentes habitáculos de la interplanetaria. La primera sala a mano izquierda es el comedor. En su interior hay