La firma del tiempo.

Me hice a mi mismo para daros sentido.
Jugué con las posibilidades,
mezclé la física con la verdad
y originé la paradoja.

Acaricio la roca hasta convertirla en polvo
y dejo que caiga en forma de grano
para marcar el ritmo del día y la noche.

Soy la primera palabra,
la que vio nacer naciones
y que por no saber apostar
lo perdió todo en una mala jugada.

Doy amor a lo prohibido y luz a los defectos.
Creo conflicto para ver arder al mundo.
Pero en cuestión de segundos
reconstruyo mis errores
y le doy otra vuelta a la ruleta.

Dedícame un suspiro
y te robaré el abrigo
para vestirlo de invierno
y abandonarte a tu suerte
desnudo en la intemperie.

Hago carreras en tu ombligo.
Cazo mariposas a traición
y las libero en tu estómago
para si así lo deseo
dejarlas arder en silencio.

No puedes juzgarme,
pues si me buscas no me encontrarás.
Allá donde me hallo,
es principio y final.
Testigo de las formas,
hacedor de los límites y las normas.
Receta de la gloria
que pequeños y mayores
ansían conquistar.

Ámame ahora
o quizá mañana
cuando mires atrás
te arrepentirás.

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