Sólo una broma.

No pude evitarlo.
El sucio hedor de oxido plasmado en mi cara.
Mis pies chapoteando en mares de plasma viscoso.
Aun sujetaba el pedazo de jarrón restante cuando ella despertó.

- ¿Va todo bien?
- preguntó ingenua.

Escondí la porcelana en mi bolsillo y puse pies en polvorosa.
Salí por la misma ventana por donde me había colado
y me camuflé entre las sombras de las farolas hasta llegar a casa.
Ahora transcribo lo sucedido al cuaderno,
esperanzado con que algún día pueda encontrar la redención.
Pero sé que no voy a ser capaz de perdonarme.


No entiendo como ha podido pasar.
Perdí una apuesta y se suponía que todo ésto
iba a quedarse en tan sólo una broma.

Y lo que empezó como una broma
terminó en resultado fatal.

Ahora siento como de debajo del pupitre
los brazos del Diablo reclaman mi penitencia,
excitados por poder despedazar cada parte de mi cuerpo
y llevarme al infierno para jugar con mi alma por siempre.

Lo peor de todo
es que en el fondo
me lo merezco.


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