Semilla.

Suena el canto del gorrión
recitando sus sueños
a la orilla de mi lápida.

Mi estado de ánimo
tiñe de colores
el paso de las estaciones.

Miles se besan bajo mi manto,
y dejan talladas en mi cuerpo
las fechas e iniciales de los nuevos encuentros.

Escucho cuantos seres corretean bajo mis raíces.
El Sol me cuenta su vida,
mientras que con la Luna improvisamos privada poesía.

Inspiración milenaria para artistas y filósofos.
Prueba irrefutable de la muerte de la crisálida.
El crecimiento me determina
y el silencio me llama.

Sabrás quien soy una vez que falte,
pues si tus hijos no llegan a verme
será por todos los errores que cometiste.

Soy el combustible de la Tierra.
Precursor del primer aliento
y testigo de la depravación.

No tengo nada más que añadir,
pues en mi mundo no entendemos el idioma.

Reutilizad mis cenizas
si éso os complace,
pues cuando el cielo sea gris
y la tierra un cementerio de elefantes,
recordaréis éstas palabras
odiándoos por no haberlas entendido antes.

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