Desangrando-me adrede.

Piso descalzo sobre rosaledas salvajes.
Desangrando-me adrede.
Vaticinando un respiro de aire fresco entre la candente atmósfera que dormita en mi cabeza.
Vuelvo a fumar, para matar el tiempo, matarme a mi mismo, desaparecer en cuestión de segundos.
De nada vale cuando te escapas y te pones a escribir miserias del corazón.

Huyo
y te encuentro.

He perdido la identidad, no me reconozco al hablar.
Estoy herido y perdido, esperando sanar.
Permaneceré un tiempo a solas para volver a conocerme, aceptar mi existencia y expirar los errores que no cometí.

Belleza no me abandones.
Ahora te ves como yo te veía.
Natural, pura y desvergonzada.
Libre, como pájaro azul fuera de su jaula.
Dando vueltas como un girasol al son de los días.
Y a tu paso, la luna se esconde detrás de las nubes, pues se avergüenza
de no ser la luz que mas ilumina al caer la noche.

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