Volver a perderme.

Empiezo a sentirlo,
ya baja
como todo lo que una vez sube
y sigue su cauce natural.
El ánimo fluctúa como átomos
observados por Dios.
Tumbado, seco y despreocupado,
suelto una bocanada de humo
vaciando mis pulmones,
mis pensamientos,
mis ataduras.
Empiezo a ver con otros ojos
lo que una vez fuera impensable
hoy se está dejando ser.
Acepto, apoyo, comparto.
Todo por una sonrisa,
la mía.
Quizá por fin he dejado de soñar,
quizá, por fin,
he encontrado otro camino
por donde volver a perderme.


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