Faro de esperanza.

Miedo,
fiel compañero.
¿Será tan solo una faceta humana?
¿O es algo más arraigado?
Algo primitivo, instintivo, primigenio.
¿Tendrían miedo los primeros entes del universo?

Es absurdo buscar una respuesta a esta cuestión,
como lo es dejarse llevar por él.

Está en todo,
por eso no podemos deshacernos de él.
Sería lo mismo que rechazar la vida.
El nacer te sentencia a morir,
como la felicidad te condena a temer perder-la.

Mira la golondrina surcando el cielo tormentoso.
¿A caso ella no teme al temporal?
Y aunque lo hiciera, qué más da.
Ella vive.
Sabe qué le depara el destino si no logra cruzar,
pero aunque muera surcando el ancho azul
podrá marchar tranquila
sabiendo que por lo menos
condujo las riendas de su propia providencia.

Hay respuestas que cuestan de escuchar,
pero éso no me va a frenar,
me hace querer convertirme en faro de esperanza
para aquellos a quienes el miedo halla paralizado
y no logren encontrar su propia verdad.

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