Aquellos a quienes rindes pleitesía.

Ella defendía su nacionalismo con pretextos de mercadillo:
- Pero soy buena persona, ¿no? -
No pude reprocharle su afirmación, lo es.
De hecho, de las mejores que conozco.
Pero una idea me corroía las entrañas:
- Sí señora, serás buena persona,
pero en mundo de holgazanes y farfulleros,
ser crítico e inteligente prefiero. -
La buena persona tiende a caer en las redes del engaño,
pues no ve maldad en voz de los demás.
Pensar, aunque doloroso,
protege tu vida de la desdichada oratoria
de aquellos a quienes rindes pleitesía. 

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