En manos del tiempo.

Siempre pensando en el futuro,
como esperando el pedido en la barra del bar.
Espero y desespero
pero no llegan respuestas.
Camino esperanzado por no clavarme ningún clavo ardiente entre los dedos.
En ocasiones me gustaría gritar, pero no puedo,
no lo merezco.
Me lo dieron todo desde el primer día.
Todo lo que yo no había pedido.
¿Debería sentirme orgulloso?
¿Agradecido?
No, nada de eso.
Al contrario.
Ahora me siento en deuda con ellos.
Dicen ser merecedores de respeto por darte la vida.
Sin ver en la oportunidad la condena que conlleva.
Desde el primer aliento supe que algo no iba bien.
El reloj se puso en marcha,
y ya todo quedó en manos del tiempo.

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